El septiembre que nos enseñaron, el que debió ser, el que vivimos.

1 de septiembre. Día del Informe Presidencial.
En mi niñez (en el siglo pasado), el 1 de septiembre era fiesta nacional; no íbamos a la escuela, los papás no trabajaban, no había cines ni ferias ni nada. El día estaba dedicado para ensalzar y alabar al Presidente de la República en turno. Obviamente las maestras dejaban como tarea para el "día de asueto" escuchar o ver el Informe de Gobierno y hacer un "ensayo" respecto a lo que entendíamos o los papás nos explicaban. A las 18:00 en punto, el Presidente entraba en la Cámara de Diputados y comenzaba el Informe..., hasta que un día...

Un diputado "graciosito" (Porfirio Muñoz Ledo, cuando pensaba medianamente inteligente y no el lameculos de la izquierda que es actualmente) se le ocurrió interpelar (o sea, interrumpir groseramente) al Presidente Miguel de La Madrid Hurtado mientras leía su informe (bueno o malo, pero era SU momento, el Día del Presidente) y un par de años después ya era casi de ley que los diputados interrumpirían al presidente, hasta que Vicente Fox Quesada comenzó a presentar solamente el texto del informe y a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa ya no concurría a la Cámara y daba un mensaje a la nación desde Palacio Nacional. Desde entonces, la figura presidencial ya no tiene un "día para sí mismo" y la Cámara de Diputados se convirtió en el circo de tres pistas que conocemos ahora en éste 2015. La gran ventaja, se terminó el "besamanos" al presidente y como que se le bajó del pedestal de pureza e intocabilidad que gozaba hasta Carlos Salinas de Gortari.

13 de septiembre. Conmemoración de los Niños Héroes.
Nuevamente me remito a mi niñez. En la primaria te enseñaban que seis chavitos que estudiaban en el Heróico Colegio Militar durante la invasión norteamericana en 1847 se convirtieron en héroes al resistir los embates de los marines gringos contra su Colegio en el Castillo de Chapultepec. Y obviamente, nos llevaban en manada (o en recuas, a veces) a Chapultepec para conocer el Castillo, el Museo del Caracol (donde los dioramas nos daban lecciones visuales del heroísmo de los "héroes que nos dieron patria") y corríamos como chivas locas en las áreas en que los Niños Héroes habían ofrendado su vida por la Patria. Actualmente, al realizarse una serie de revisiones concienzudas y objetivas de los datos consignados por los cronistas durante 1847, ni eran niños (el menor tendría algo así como 19 años), ni eran héroes (más bien, carne de cañón barata para evitar infructuosamente la toma del baluarte que dominaba la Ciudad de México) ni eran seis, por que al menos murieron entre 150 y doscientos alumnos, maestros, clases y oficiales. En resumen, un gran mito que durante mucho tiempo permeó la infancia de mi generación.

15 y 16 de septiembre. Inicio de la Independencia de México. Desfile Militar de la Independencia.
En la noche del 15 de septiembre y madrugada del 16 al sacerdote (cuestionable, por que aparentemente era más mundano que pío, más cabrón que bonito) Miguel Hidalgo y Costilla se decidió a iniciar la lucha independentista de la Nueva España, ondeando un estandarte de la virgen de guadalupe y etcétera, etcétera, etcétera, and so on and so forth..., o bueno, éso nos dijeron durante las clases de Historia de México (en los sempiternos libros de texto gratuitos, esos que se adornaban con una ilustración de la Patria que sospechosamente era idéntica a la sirvienta de la casa, cosa que siempre me fascinó), y como siempre, se nos inflamaba el pecho con patrio ardor haciéndonos orgullosos de ser mexicano; más la realidad se impuso, OBVIAMENTE.

Paso cero: Hidalgo NO QUERÍA la independencia de España, sino apoyar al depuesto rey a sacudirse a las tropas francesas comandadas por Napoleón Bonaparte. Paso uno: Existen seis (investigados históricamente) "gritos" de independencia, los cuales en poco coinciden y cuyas diferencias los hacen dignos de duda o al menos de una curiosidad no satisfecha de "cuál es el bueno". Paso dos. Hidalgo inició la guerra de independencia, Morelos la continuó al ser ejecutado Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero la continuó al ser ejecutado Morelos, pero a despecho de todos, el que la terminó y cerró uno de los capítulos más manoseados de la Historia de México es: Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, mejor conocido como Agustín I, Emperador de México.

El por qué el inicio es más importante que la finalización nunca lo entenderé, pero Porfirio Díaz Mori tenía un interés en ello, puesto que el día 16 de septiembre cumplía años, lo cual era la excusa perfecta para organizar un desfile militar so pretexto del "grito de Dolores" aunque en realidad era para autofestejarse. Lamento que muchos de mis compatriotas aún se traguen éste cuento, pero lo que sigue es mejor aún.

27 de septiembre. Entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.
En 1821 se da por terminada la guerra de Independencia de México, dándose como finalizada OFICIALMENTE cuando el Ejército Trigarante, formado por las tropas de Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide (Guerrero en verdad como ejército derrotado y asimilado por el Iturbide) y la posterior retirada del Ejército Realista al mando del último Virrey de la Nueva España, John O'Donohue, perdón, Don Juan de Odonojú...

¿Por qué no celebrar el fin al igual que el inicio? Tal vez (y me atrevo a conjeturar) por que la memoria e influencia de Porfirio Díaz aún es muy fuerte y está firmemente enraizada en la memoria colectiva de México.

Otros hechos han definido el rumbo del país desde que la Revolución Mexicana triunfó (tal vez en noviembre revise ése evento histórico), pero por el momento, considero que una embarradita de duda a la gente común no les hace daño...

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