Memorias de un Mexicano

Como cualquier otro día común, corriente, normal y sin nada especial, Francisco llegó a su casa, arrojó los zapatos, se quitó el saco, se aflojó la corbata antes de quitársela con gesto hastiado y se dirigió al baño a satisfacer la apremiante necesidad de deshacerse de todo el líquido ingerido en la tarde, tazas y más tazas de café negro, casi sin azúcar, fuerte, pesado, cafeína líquida que le permiten a sus neuronas esforzarse al máximo para rendir en su trabajo de programador. Los jeans y la camiseta que viste después de salir y dirigirse a su recámara le hacen sentirse cómodo, relajado y en casa, por fin en casa; pero ahora surge una nueva necesidad. Distribuir entre los perros callejeros y gatos ferales de su barrio los kilos, los medios kilos y los cuartitos de carne que habitualmente, cada noche desde hace muchos años les ha repartido con toda la buena intención de que es capaz una persona que ama a los animales profundamente, tan profundamente como odia a los seres humanos que

Hubo un tiempo en mi vida que dormir bajo el cielo de una noche estrellada me parecía romántico, aventurero y hermoso. Actualmente, ya no pienso lo mismo, sobre todo, cuando las circunstancias de mi vida han cambiado... Hubo un tiempo en mi vida que creía que las dietas de hambre eran una idiotez y una pérdida de tiempo. Actualmente, ya no lo creo, sobre todo cuando debes estirar el poco dinero que tienes y comer eventualmente, si se puede. Hubo un tiempo en mi vida que daba por hecho el amor y la solidaridad de la gente. Actualmente, ya no lo creo, especialmente cuando quienes dicen apoyarte te echan en cara siempre que pueden la ayuda prestada. Hubo un tiempo en mi vida que la perspectiva de no tener trabajo no me preocupaba. Actualmente, es prioritario que tenga un trabajo, por ende dinero y por ende, estabilidad financiera. Hubo un tiempo en mi vida que podía contar con las personas a manos llenas, pedir un favor y obtenerlo casi de inmediato. Actualmente, sé quién es confiable, a