La siempre presente muerte.


Hace poco más de seis meses, una amiga mía me pidió que le buscara un gatito, por que deseaba adoptar uno. Por azares del destino, no pude recomendarle a tiempo a un rescatador de mis confianzas y a ésta amiga la contactó una tal "Gata McLane" (y durante ésta relatoría, así me referiré a ella, por el simple hecho que no me aprendí su nombre y es más identificable para los interesados de ésta manera) que le ofreció un gatito recién rescatado en adopción. Felicité a mi amiga, y la vida siguió, hasta que me avisa que ya tiene al gatito en su poder, que debe mudarse de casa y me solicitaba el favor de cuidárselo por unos días en lo que termina de adecentar su nuevo departamento.

Como en ése entonces yo acababa de adoptar a un gatito siamés de corta edad, me pareció que sería buena idea, además para que el gatito de mi amiga tuviera un ambiente más relajado para desarrollarse, al menos por el tiempo que estuviera a mi cuidado. Lo primero que noté del tal gatito (su nombre oficial, Sol) es que su vientre estaba extremadamente tirante, no como en los gatitos ferales de pocas semanas sino más bien por exceso de alimentación (supuse), además que estaba infestado de pulgas y con un hongo dérmico bastante resistente (como pude comprobar después), sucio, con el pelito grasiento y con señales muy claras de desatención en su rescate; pero lo que verdaderamente me horrorizó es cuando mi amiga me cuenta que había sido "rescatado" el día anterior a su entrega y que se lo habían dado con "promesa de esterilización" para cuando fuera más grande. Soy franco, puse a mi amiga como chancla vieja. Primeramente, por no ser paciente y esperar a un adecuado asesoramiento de un rescatador "con oficio", segundo por aceptar a un gatito tan pequeño en tan pésimas condiciones; acepté cuidar a Sol con la promesa (que cumplí cabalmente) de erradicarle las pulgas, tarea nada fácil en diciembre, con 8 gatos más en casa y en pleno proceso de despulgamiento, erradicarle el hongo (antes que se lo pegara a los míos) y "shinearlo" lo mejor posible dentro de las capacidades de mi esposa y mías propias.

Llegó el momento de entregar a Sol a su dueña tras su mudanza, después de tres semanas en mi casa, y al entregarlo con el regalo de Reyes de una transportadora nuevecita (según ésto, la tal Gata McLane se lo entregó prácticamente en una caja de zapatos, sin nada de nada) le insistí que su prioridad era que se cumpliera la promesa de esterilización lo antes posible. Pasan un par de meses y a principios de marzo de 2013 me llama mi amiga para avisarme que llevará el domingo de ésa semana a Sol a la casa de la "rescatadora" (me resisto en quitarle las comillas, por que se las merece a mi juicio) para hacer efectiva la promesa de esterilización de Sol..., y fue cuando comenzaron realmente los problemas. El martes de ésa semana me llama hecha un mar de lágrimas por que la mujer ésta le dijo que le iba a retirar a Sol, por que "tenía signos de haber sido maltratado", por que "había consultado a un etólogo y exhibía un comportamiento de maltrato por parte de humanos"; y ahora sí, monté en cólera y después de tranquilizarla, le prometí que la acompañaría a RESCATAR al gatito de su "rescatadora" y devolverlo a donde debía estar, o sea, al lado de mi amiga. Contacté con dos VERDADERAS RESCATADORAS (Mely Mar y Gatitos Tlatelolco, quienes tuvieron en mí la confianza como para darme en adopción a varios gatitos), les platiqué el problema y acepté la asesoría consistente en:
a) Recuperar al gato Sol.
b) Apoyarme dentro de los grupos donde hubiese coincidencia con Gata McLane para sondear la actitud e ideas hasta donde fuera posible.
c) Intentar por todos los medios convencer a Gata McLane que "palo dado, ni dios lo quita" o en otras palabras, que si no hay pruebas de maltrato EVIDENTE, no tendría por qué retirarle la custodia del gato a mi amiga.

El sábado en que mi amiga visitaría a Sol después de su operación, fuimos a casa de la tal Gata McLane y haciendo gala de mis dotes de observación, noté que a pesar de tener un ENORME espacio como para tener gatos, estaban bastante descuidados, algunos de ellos francamente sucios y chamagosos, la gran mayoría de ellos mostrando desconfianza más que inusual en gatos que SUPUESTAMENTE están bajo cuidados, y al revisar a Sol (según mis escasos conocimientos veterinarios) noté que la operación de esterilización era buena, pero descuidada, hecha como al "ahí se va"; ya entrados en materia, lo primero que hicieron Gata McLane y su esposo fue DESDECIRSE de la no entrega de Sol, "no, nosotros nunca dijimos que no te lo íbamos a regresar", "te puedes llevar a Sol cuando quieras", pero lo que me pareció más raro y atemorizante es que Gata McLane hace llenar a mi amiga el "formato de adopción" que supuestamente utiliza en los procesos de adopción (lo leí y es patéticamente malo y mal hecho, claramente mal copiado de procesos de adopción más profesionales, como el de Mely Mar), formato que debería haber sido llenado y firmado ANTES DE LA ENTREGA del gatito en primera instancia. Cuando le pregunté directamente a Gata McLane el nombre del "etólogo" que "consultó" para determinar su dicho acerca del maltrato hacia Sol, solamente le faltó contestarme "las Saladitas son horneadas", ya que olímpicamente me ignoró y cambió el tema hacia otro menos comprometedor y desagradable, por lo que concluí que no existe el tal etólogo y que la supuesta consulta jamás se realizó, que solamente fue un capricho o un signo de estupidez el haber soltado ésa afirmación "a ver si es chicle y pega". En el trayecto de regreso a nuestras casas en el metro (con Sol cómodamente instalado en su transportadora, ronroneando que daba gusto), mi amiga me comentó que había contactado a Gatitos Tlatelolco para comenzar el trámite de adopción de otro gatito más, y (literalmente) "que se notaba la diferencia del trato y respeto hacia el proceso de adopción", puesto que Angie García ya le había enviado los papeles y formatos para llenar, le hicieron la entrevista, y así, demostrando que la Gata McLane NI SIQUIERA tuvo la decencia de apersonarse en casa de mi amiga a ver al menos cómo vivía y cómo sería el ambiente donde estaría Sol.

Pasan las semanas, llega Balder Tlatelolco a casa de mi amiga, comienza a adaptarse a convivir con Sol McLane, mi amiga los lleva al veterinario, todo bien (o casi), hasta que el viernes 5 de abril de 2013 mi amiga me llama llorando desconsoladamente diciendo que Sol está enfermo, que no ha comido ni bebido y que está "deprimido"; la aconsejo que lleve INMEDIATAMENTE a Sol al veterinario, acto que se realiza al día siguiente (6/IV/13), y en la tarde me llama nuevamente para decirme que Sol se queda hospitalizado por que está deshidratado. El domingo 7 de abril en la tarde, me llega un SMS avisándome que Sol ha muerto, por que tenía una parasitosis SEVERÍSIMA (lo que explicaría el vientre tirante que Sol siempre tuvo) que lo debilitó al grado de matarlo. Ahora bien, no estoy buscando culpables, sino responsables. El fallecimiento tan prematuro y súbito de Sol no habría sucedido si la tal Gata McLane tuviera un protocolo eficiente para gestionar sus "rescates" y "adopciones", incluído un tiempo prudente de aislamiento y cuarentena (para determinar si el gato tiene problemas médicos, su tratamiento, seguimiento, etcétera), un protocolo de primeros cuidados (desparasitación, despulgamiento, revisión rutinaria, estudio del comportamiento y personalidad del gato en cuestión), un veterinario de cabecera y una vigilancia más objetiva de los animalitos que otorga, un trámite propio y apropiado de adopción pero sobre todo, mostrar el compromiso de alguien que "ama la vida" para las vidas que supuestamente "rescata" para darles un giro; nada de ésto lo cumple ésta muchacha, es deficiente en su cuidado hacia los gatos y el compromiso que muestra es de escasísimo a nulo. Lo menos que espero del planteamiento de éste caso ante ustedes es que Gata McLane sea humana y se disculpe con mi amiga, que Gata McLane se capacite y recapacite en el compromiso que conlleva rescatar a un animal de condiciones posiblemente de calle o de maltrato, entregarlo a una familia responsable y ejecutar el seguimiento que ésto acarrea. Sé que no es fácil que una persona tan desidiosa y "valemadrista" tome éste tipo de compromisos en serio, pero espero que la presión que se ejerza sea lo suficientemente fuerte para que a) Se ponga las pilas, se capacite y deje de estafar los sentimientos de quienes confiaron en ella, o b) Se retire y deje a gente más capaz la labor titánica de cambiar las vidas de gatitos y perritos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Y pienso en tí noche y día.

Breve historia del cruel dominio en el Tibet de los lamas.

Lo que no has de querer...