Por qué el ser humano NO PUEDE NI DEBE tener una dieta vegetariana o “vegana”.

Pongámonos en perspectiva. Primeramente desde un sentido estrictamente humanista, cada quién es libre de hacer con su cuerpo y su mente LO QUE SE LE HINCHE SU RECHINGADA GANA, segunda, las decisiones personales no pueden ser influidas ni coercionadas, tercera, quien realmente deseé hacer un cambio alimenticio en su vida, no debe intentar “recabar” seguidores por medio de mentiras, retruecaneos de la verdad, presión, acoso o humillación pública, o cualquier medio parecido.
 
Primero iremos por el lado antropológico, después el médico y al finalizar el enfoque social práctico y de vida diaria.

1.- Está comprobado por observaciones etológicas y antropológicas que los primates superiores (gorila, bonobo, orangután, chimpancé) consumen voluntaria y regularmente proteínas animales en su dieta, en forma de insectos, pequeños pájaros, huevos, lagartijas, otros monos (sí, leyeron bien, practican el canibalismo) y a veces hasta carroña.

2.- No hay primates ABSOLUTAMENTE vegetarianos. Hasta los frugívoros (o sea, que se alimentan de frutas, tales como los titíes, monos araña y saraguatos) de vez en cuando (más por descuido que por voluntad) consumen proteínas animales en forma de larvas de insectos y no se ven afectados ni en su salud ni en su desarrollo físico.

3.- Es un hecho comprobado por antropólogos, etólogos, historiadores y hasta escritores de ciencia ficción (que normalmente hacen estudios sobre sus propuestas literarias) que el desarrollo de los primeros simios humanoides se dió gracias al consumo de proteínas y grasas animales, especialmente sesos y médula ósea de los animales que cazaban o encontraban para carnear. De hecho, es un acuerdo general que la posición erecta de la que gozamos (o sufrimos, según sea el caso) los Homo Sapiens Sapiens (o sea, tú, yo, el vecino, la modelo brasileña ésa que hace que tu libido se exacerbe) se debió al uso y fabricación de armas, utensilios e instrumentos destinados a aprovechar la carne y los recursos de la caza y la pesca.

4,- El desarrollo muscular de los físico-culturistas, deportistas de alto rendimiento, actores y de cualquier hijo de vecina que anhele parecer una montaña de músculos ambulante pasa NECESARIAMENTE por el consumo de proteínas animales, ya que las proteínas vegetales son muy pobres e insuficientes para lograr desarrollar y conservar la masa muscular. De hecho, a los deportistas de alto rendimiento se les satura con grasas y proteínas de origen animal, a veces en cantidades que superan con mucho la media de ingesta diaria de cualquiera de nosotros, humanos normales, comunes y corrientes.

5,- El pretexto y/o “argumento” (entrecomillado, puesto que cualquier estudiante mediocre de antropología mexicano en primer semestre puede rebatir fácilmente) es que “nuestros antepasados prehispánicos eran vegetarianos”. Craso error, desde que se sabe, se ha comprobado y aún actualmente existen pueblos en Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Campeche, Yucatán, Chiapas y Quintana Roo que complementan su dieta con una variedad de insectos y larvas. Los chinicuiles, los jumiles, los chapulines, gusanos de maguey, gusanos de nopal, cochinillas, etc. Si a ello aunamos que comían huauxólotl (guajolote o pavo mexicano), izcuintle (marmota mexicana), tapir, faisán, venado, tortuga, iguana, y que hasta criaban perros exclusivamente para consumo alimenticio, ése “argumento” cae estrepitosamente después de un somerísimo análisis. Existen muchos códices comerciales que tuvieron la fortuna de salvarse del fuego de los dominicos españoles inmediatamente después de la Conquista española, y entre ellos uno que consigna lo enviado al tianguis de Tlaltilulco, entre otras cosas, varios huacalli de chinicuil y gusanos de maguey, así como el precio en granos de cacao y/o plumas de ave de un perro xoloizcuintle de tamaño mediano. Para mayor abundamiento, los pueblos asentados en la Meseta Mexicana y en los desiertos al norte del actual estado de Zacatecas (poblados por tribus chichimecas, seris, pima, pame, yaqui y rará-múri) se practicaba rutinariamente el canibalismo ritual. La mal llamada “Danza del Venado” no es más que una de éstas manifestaciones, en la que los yaquis SACRIFICABAN y consumían alimentariamente a uno de los integrantes de la propia tribu (la mayor parte de las veces, ofrecido voluntariamente para tal fin) o a un prisionero proveniente de alguna otra tribu, simplemente para proporcionar carne a la comunidad en tiempos de escasez de cacería y/o sequía.

Y ahora, las razones médicas y biológicas, donde más de un “vegetariano” o “vegano” no podrá menos que concordar..., claro, eso si tiene un mínimo de humildad y de sentido común.

1.- Características de un animal predador, carnívoro. Un gato, por ejemplo. Ácidos estomacales en mayor concentración del que se puede encontrar en un herbívoro, estómago de UNA sola cámara constituido por un saco muscular de movimientos peristálticos suaves y acompasados, intestino delgado corto (aproximadamente proporción de 3 a 1 con respecto al largo del cuerpo) e intestino grueso menor al largo del cuerpo del animal. Dientes aguzados, frontales aserrados y destinados al corte de carne fibrosa, colmillos prominentes, poderosos, firmemente enraizados en el cráneo, molares piramidales y con ajuste perfecto entre la mandíbula superior e inferior; la dentición guarda un patrón continuo y regular entre cada uno de los dientes.

2.- Características de un animal herbívoro. Una jirafa, por ejemplo. Ácidos estomacales suaves aunque variados, estómago dividido en CUATRO cámaras, cada una con movimientos peristálticos independientes, ingesta regular de una o dos piedras para ayudar en la acción de molienda de la hierba o planta de la que se han alimentado, en algunos casos el bolo alimenticio es regurgitado y remasticado para facilitar la absorción de nutrientes, intestino delgado significativamente largo en proporción con el cuerpo (en algunos casos, 5 a 1 ó 6 a 1), intestino grueso en proporción menor a 1 respecto al largo de su cuerpo. Dientes planos y en proceso continuo de lento crecimiento para compensar el desgaste propio de su alimentación fibrosa, ostentosamente divididos en dos áreas, corte y molienda del alimento.
 2.1.- Caso excepcional, el panda gigante, que a pesar de alimentarse casi exclusivamente de bambú, consume proteínas animales en forma de huevos de ave y pequeños insectos.

3.- Características de un animal omnívoro. Un cerdo, por ejemplo. Un estómago de una sola cámara, ácidos gástricos de potencia regular a fuerte, movimientos peristálticos acompasados, acompañados de un riego sanguíneo abundante y regular, intestino delgado en proporción 3:1, intestino grueso en proporción 1.5:1 (a veces, como en el oso grizzly, llega a 2 en proporción) respecto al largo del cuerpo, dentición continua y claramente definida por función: frontales para sujeción y corte, colmillos fuertes y enraizados en el cráneo y mandíbula, molares piramidales y con ajuste inferior y superior perfecto, molares traseros planos sin crecimiento continuo apreciable.

Y ahora, la gran pregunta. Tú, vegetarian@, vegan@ ignorante que no sabes siquiera contar bien..., ¿cuántos estómagos dices que tienes, con cuántas cámaras?

Después de ésta pregunta, continuamos.

4.- La sensación de “sentirse estupendamente bien” después de haber cambiado de régimen alimenticio desdeñando el consumo de proteínas de origen animal, es debido a la gran concentración de la hormona serotonina en el cerebro y que es un mecanismo de defensa para “engañar” al cerebro y evitarle darse cuenta que SUFRE DE UNA PÉRDIDA MASIVA DE NUTRIENTES, o desnutrición, en algunos casos muy severa. El cerebro requiere de grasa y proteínas para funcionar adecuada y correctamente (por eso, a la gente que como yo trabajamos con el cerebro más que con el físico, se nos recomienda consumir pescado, preferentemente fresco y de mar, precisamente por la alta concentración de grasas y proteínas que contiene éste tipo de carne), cuando falta uno de ellos es cuando llega la sensación de hambre. Al faltar los dos de manera continua, el cerebro se protege generando la serotonina, hormona conocida como la “hormona de la felicidad” y dando el efecto paliativo de “hacer feliz al cerebro” mientras lentamente consume la masa muscular y la grasa corporal propia para nutrir al cerebro.

5.- Aquéllos quienes han dejado de consumir productos de origen animal son más delgados, casi sin grasa..., pero no son ni fuertes ni resistentes. Personalmente durante el año y meses que adopté un régimen ovolactovegetariano mi rendimiento físico bajó considerablemente, al grado de desmayarme un par de veces durante actividades Scouts, razón por la cual mandé muchísimo a la chingada dicho régimen “alimenticio”. Una razón más para consumir como parte de nuestra DIETA OMNÍVORA productos derivados de los animales, es que son ALTAMENTE DELICIOSOS, independientemente de si son o no buenos para la salud.

6.- Los niños (en mi época se les llamaba así a los “veganos”) con un régimen exclusivo de alimentación macrobiótica (me refiero a un estudio de la U.N.A.M., de por ahí de 1975) tenían un desarrollo físico inferior en un 10% a 20%, intelectual de 15% a 25% y social de menos del 10% comparativamente con niños de dieta omnívora de la misma edad, condición social y económica. No conozco actualmente las “reglas” para ser “vegano”, pero en la época que reseño la gente “macrobiótica” no recurría ni a vacunas, ni a medicina alópata ni a condiciones sociales que los hicieran “flaquear” en sus convicciones (bastante pendejas desde mi punto de vista, por cierto), llegando al grado de fundar una comuna en Tepoztlán, estado de Morelos, regida exclusivamente por dicho “régimen alimenticio”. No sé si exista actualmente dicha comuna, pero para todo efecto de mi vida diaria, me vale madres.

Y ahora, la parte álgida: Social.

1.- En las grandes ciudades de México, especialmente en la capital del país, existe una legislación respecto a la administración y productividad de los rastros y lugares AUTORIZADOS de matanza de animales para consumo humano. Gracias a que desde hace más de 20 años se privilegió la llamada “muerte humanitaria” para éstos animales de manera semiindustrial y está ampliamente especificada en dicha legislación, el consumo de carne (y sus derivados) ovina, caprina, bovina, aviar y porcina es segura y de altísima calidad. Es más, la legislación vigente apoya el trato humanitario en el rastro del D. F., a tal grado que cualquier judío hassidim puede comprar carne directamente en el rastro de la Ciudad de México con la confianza de que cumple las normas kosher de alimentación. No puedo asegurar al 100% éste tema en ciudades más pequeñas, con leyes más relajadas o de plano carentes de legislación en la materia, pero por experiencia propia puedo decir que el rastro que surte de productos animales a la ciudad en que vivo no le pide nada a ninguno de Suecia o Finlandia.

2.- La diferencia entre la carne de res y de cerdo ha dado pie a mucha polémica estéril. Gracias a mi natural amabilidad y diplomacia, platicando alguna vez con un carnicero con muchos años de experiencia en su oficio me dijo que al menos en el país, gracias a la costumbre y necesidad de DESANGRAR totalmente a los cerdos, la carne es más suave, más firme y con menores posibilidades de entrar en estado de putrefacción en el corto plazo, por lo que la hace más recomendable para consumo humano. Muchos nutriólogos dan como opción al consumo de carne de res a la de cerdo, especialmente si ha llevado un proceso intermedio de cocción, por ejemplo el ahumado o el salado. Dadas las características del grueso de la población del país, consumir productos de cerdo es mucho más económico y más nutritivo que los de res. ¿Sabías tú éste dato?

3.- Supongamos por un momento que invitan a la familia Ortiz a una fiesta de jardín..., y también invitaron a la familia VerdeValle que sigue un “régimen alimenticio” ovolactovegetariano o de plano, “vegano” total. Comenzamos bien con una ensaladita de nopales, o de espinacas, seguimos con una crema de champiñones o algo así..., pero llegamos al plato fuerte. Los Ortiz degustan una deliciosa arrachera de res al término medio o ¾ agradeciéndole al anfitrión por tan delicioso manjar, y los VerdeValle tuercen la boca y la nariz para soezmente espetarle a su anfitrión “es que NOSOTROS no consumimos carne por que … “ para inmediatamente soltar una retahíla de pendejadas y sinsentidos (muchos de ellos, refutados en párrafos anteriores de ésta entrada del blog) y no conformes con éso, le exigen al anfitrión que “debe dejar de consumir carne” él mismo. ¿Resultado final? Para la siguiente fiesta, los Ortiz serán invitados amablemente y hasta con gusto y placer, y a los VerdeValle los “brincarán” y en el más extremo de los casos les darán una patada en la cola por groseros, soeces y malagradecidos.

4.- En mi experiencia como ateo en constante lucha contra el “pensamiento mágico”, el cual genera la creencia en dioses, hadas, duendes y seres fantásticos (de fantasía, no confundir) siempre huí de los fanáticos religiosos inmediatamente después de demostrarles con pruebas suficientes que su creencia es tan estúpida como intentar cruzar a nado las cataratas del Niágara (y hay quienes lo intentan, con los resultados que usted es pueden imaginarse fácilmente)..., y ahora resulta que los vegetarianos y “veganos” son el nuevo fanatismo que puebla (o que intenta, si es que lo dejamos, claro que por supuesto) el mundo. Es increíble la cantidad de gente que en Facebook o en Twitter o en alguna red social presume “ya me hice vegetarian@” o bien, “ya me hice vegan@” con tal orgullo como si hubieran parido por la oreja un elefante de 100 kilos ellos solos..., y es extremadamente PATÉTICA (o de asustarse, según lo vean) la cantidad de gente ¡¡¡QUE LOS FELICITA!!! como si hubiesen hecho una gracia o una monada de bebé de menos de un año, encima de ésto si alguien o “álguienes” quiere aportar una idea o una prueba en discordancia con su “creencia” o “decisión”, la forma en que generan un cerco alrededor del nuevo “converso” como si el saber la verdad lo fuese a matar o dejar su cuerpo en calidad de shish-kévav para deleite de los que somos orgullosamente omnívoros. El “vegetarianismo”, el “veganismo” y todos los “ismos” que se les parezcan o deriven de ésta “convicción” solamente llevarán a la extinción no a la raza Humana (si es que los que somos omnívoramente comunes en el sentido los dejamos) si no al sentido común y a la evolución física de la especie.

5.- Una de las “razones” o “argumentos” más manidos, llevados y traídos por éstas personitas que se dicen adeptos al “vegetarianismo” y “veganismo” es que ellos “consumen alimentos que no han pasado por un proceso de sufrimiento”, para a continuación apelar al sentimentalismo ñoño y barato que reza “¿Sabes tú cuánto tuvo que sufrir en su muerte el animal cuya carne estás consumiendo?” y tonterías de éste calibre. Como consignaba en un párrafo anterior, al menos en la Ciudad de México el rastro es modelo de humanitarismo en cuestión de matanza de animales para consumo humano, y ahora que si hablamos de sufrimiento piensen (si pueden) estimados “vegetarianos” y “veganos”, ¿quieren consumir REALMENTE alimentos sin sufrimiento DE NINGUNA CLASE?

Pues entonces, aliméntense solamente de agua, tierra y luz solar (obviamente, algo imposible para los humanos y cualquier animal, puesto que sólo las plantas [irónicamente] pueden nutrirse de ésta manera, al ser organismos autótrofos), por que TODO ALIMENTO HA PASADO POR UN PROCESO DE SUFRIMIENTO. Las verduras orgánicas que pomposa y orgullosamente compran (y además, presumen que compraron “¡carísimas!”) en el supermercado tiene el proceso de sufrimiento del campesino que la cultivó en jornadas de 12 y más horas de trabajo esclavizador, y más ahora con la sequía que asola el norte de México, también lleva el sufrimiento de la familia del campesino que mientras no ha obtenido la cosecha se alimentaban a base de tortillas, frijoles y gorgojos (proteínas animales sabiamente proporcionadas por la naturaleza y encapsuladas en los frijoles de tercera calidad que comen nuestros campesinos mexicanos de bajísimos ingresos), también lleva el sufrimiento del transportista que se reventó 18 horas al volante sin dormir, bajo un sol inclemente o un frío de la chingada para llevar desde su lugar de origen la verdura que les venden al triple o cuádruple del precio de referencia normal a ustedes, sarta de hipócritas. También tiene el sufrimiento de la tierra cultivable que gracias a la sobreexplotación que tradicionalmente ha sufrido el campo mexicano requiere de cantidades sin cuento de fertilizante y abono para dar fruto; si leen o pueden ver la obra de teatro “El Extensionista” sabrán de lo que hablo, especialmente en la escena del chilar. Y ya entrados en gastos, su comida “vegetariana” y “vegana” está PLAGADA del sufrimiento de los cabezas de SU familia para trabajar, obtener dinero para pagar comida (a precios de titanio o de platino industrializado, tres o cuatro veces más cara de su precio normal) que saldría ligeramente más barata en el Maxim's de París pasaje y hospedaje incluído.

En resumen, dejen de ser HIPÓCRITAS y pendejos. Reconózcanse parte de la raza Humana, reconózcanse como omnívoros y disfruten de la vida, y como todo en la vida, de una comida saludable, nutritiva, accesible al bolsillo y sobre todo, COMÚN A TODA LA RAZA HUMANA. Al primero de mis conocidos “vegetarianos” o “veganos” que después de leer éste compendio de argumentos y razones vea la luz y desee volver al buen camino, me comprometo aquí, ahora y para siempre a invitarlo una deliciosa arrachera con todos sus acompañamientos en el lugar más exclusivo de la Ciudad de México, para celebrar su regreso al camino del sentido común y la Humanidad sin límites. Y si no quieren cambiar de opinión respecto a su salud, su economía, su ética y su congruencia, no me hagan perder mi valioso tiempo y vayan a intentar convencer de sus tarugadas a alguien mucho más pendejo que yo.

Saludines.

Comentarios

  1. creo que te pasaste de agresivo, mi punto de vista. si quieren comer como conejos se respeta y si no pues tambien, para mi es antinatural y yo no puedo vivir sin un trozo de carne en mi plato.

    Rosario.

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  2. Tal vez, Rosario. Pero dadas las recientes experiencias vividas, la agresividad está justificada.

    jajajajajajajaja ¡¡NO, RONIL!! Tú no eres actualmente "vegetariano" o "vegano", y si lo haces nomás por cortar una flor de mi jardín no vale...

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  3. Mas que un articulo informativo y argumentativo, parece un articulo emocional, parecieras que estuvieras frustrado por que no puedes dejar de consumir carne :S

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  4. Es que por que dejaste de comer carne, no entendiste la simpleza de mis argumentos, mi estimad@ Anónim@.

    Yo mismo dejo voluntariamente de comer carne al menos dos veces al año durante un mes, y prefiero las verduras sobre la carne, como cualquier buen ser humano OMNÍVORO.

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  5. Se me hace que los que no comen carne es porque la economía no les da para pagarla.

    Ah chingado!! entonces la mitad de los mexicano son Veganos!

    Venga Jelipe! únete a los ganadores!!

    Ya en serio mi buen, coincido contigo al cien en que los humanoides estamos hechos para comer carne, y mucha. Estoy totalmente de acuerdo con el antropólogo que dijo que el gran salto de simio a hombre pensante fue por la ingesta de carne y médula, necesarias para que el cerebro creciera.

    PERO

    De eso a tratar de pendejos a los que no lo hacen, o que dicen que el vegetarianismo es lo mejor... híjole, estás siendo demasiado sectario e intolerante, y para esto ya están los panistas amigo. Let it be, or, live and let die.

    Saludos!! un abrazo!

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    Respuestas
    1. Mi buen Mapache, seguramente ya te ha tocado lidiar con ésta subespecie humana, "vegetarianos" y "veganos" que defienden su postura con "argumentos" que recuerdan a los que dan los crestinos para defender su religión y a su diosecillo. Sin fundamentos, sin reflexión, pura víscera y cero inteligencia; por eso los llamo PENDEJOS, por que eso es lo que son.

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    2. Te entiendo y creeme, me ha tocado padecerlos. Piensan que cuando les toque reencarnar al no haber comido carne no serán sacrificados.

      Pero no pendejos, más bien imbéciles (del latín im-baculum, sin sustento).

      Saludos mis estimado!! un gusto leerte.

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  6. Hasta hace 10 minutos era vegano, pero ya no, tu artículo me hizo cambiar de opinión.
    ¿Cuándo vamos por esa arrachera?
    Jajajanocierto', nunca he sido ni seré vegano.

    Me gustó el contenido del artículo, pero sí me gustaría hacerte una recomendación: No generalices.
    Concuerdo con que hay muchos veganos militantes, obstinados, ignorantes, tercos en hacer que otros cambien sus hábitos alimenticios, pero NO SON TODOS.
    Te apuesto a que debe haber muchos que comparten contigo la idea de que 'cada quién es libre de hacer con su cuerpo y su mente LO QUE SE LE HINCHE SU RECHINGADA GANA'.

    Saludos desde SLP.

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