El fraude que todo México apoya...

... y no es la elección presidencial, ni el Teletón (Robatón) sino..., LAS APARICIONES DE LA ¿"VIRGEN"? DE GUADALUPE.

Veamos un blog que leí recientemente y transcribo totalmente, sin eliminar ni corregir.

"El 20 de diciembre el Papa Juan Pablo II firmó un documento en el que el Vaticano reconoce como auténticos, milagros de los beatos Padre Pío, José María Escrivá de Balaguer y Juan Diego. La beatitud y santidad de estos dos últimos, por diferentes razones, han sido puestas en entredicho aún en el seno mismo de la Iglesia.
La historia de las apariciones de Nuestra Señora a Juan Diego es bien conocida:
Según ha enseñado la Iglesia, en el mes de Diciembre de 1531, la Virgen María se apareció, entre resplandores y cánticos de pajarillos, cuatro veces a Juan Diego cuando el indio de Cuahutitlan pasaba por el cerro del Tepeyac rumbo a la ciudad de México. Era el día 9 de Diciembre. La Señora del Cielo pidió a Juanito que fuera al Obispo don Juan de Zumárraga y le hiciera saber que la Madre del Salvador deseaba que se le edificara un templo en aquel lugar.
Por la tarde de ese mismo día Juan Diego vuelve al Tepeyac e informa a la Virgen que ha cumplido con lo que le encomendó, pero que mejor fuera que mandara a otro pues a él, tan poca cosa, los frailes ayudantes del Obispo, ni siquiera se habían dignado recibirlo. La Señora insiste y pide al indio que vuelva a ver al Sr. Zumárraga. Así lo hace el mandatario y esta vez es recibido por el obispo que le pide pruebas de que lo que dice es verdad.
Dos días después, desconsolado, informa a la Virgen que el Obispo ha pedido pruebas de la aparición. La Señora ordena al vidente que corte algunas flores de unos rosales que habían aparecido, milagrosamente, en el cerro pedregoso y las lleve al religioso. Ante el Obispo, el indio despliega el ayate que cubre su pecho en el que guardaba las flores y al desplegarlo caen las rosas al suelo y ante el azoro de los presentes se deja ver la imagen de la Virgen estampada en la tilma.
El Obispo Zumárraga se postra rodillas en tierra transido de fervor mariano para luego incorporarse, retirar el ayate del cuello de Juan Diego y llevarlo a su oratorio. Al día siguiente, llevando al frente la bendita imagen, salen del obispado en procesión al Tepeyac para proceder a la construcción del templo y dar cumplimiento los deseos de la Virgen.
Esta es la “historia” que la Iglesia Católica ha venido contándonos desde hace más de 350 años. La posición oficial de la Iglesia es que solamente tres veces se ha presentado la Madre del redentor ante los humanos. La primera en el Tepeyac, la segunda en Lourdes y la tercera en Fátima.
Hace algo más de 15 años se organizó un patronato que promueve la canonización de Juan Diego el que fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 6 de Mayo de 1990 en solemne ceremonia en la Basílica de Guadalupe, abriendo así el camino para su canonización.
En 1996 la revista católica italiana 30 Giorni publicó una entrevista con el anciano Abad de la Basílica de Guadalupe monseñor Guillermo Shulenburg en la que éste se refirió al culto guadalupano como producto del sincretismo de viejos cultos prehispánicos y el cristianismo europeo.
Al llegar la noticia a México de las declaraciones del Abad, se armó un gran escándalo. La alta jerarquía de la Iglesia Católica lo acusó de antiguadalupano y cardenales, obispos, arzobispos, y demás clerigalla, no lo bajaban de “hipócrita”, “oportunista”, “sibarita amante de la buena vida”, “viejo chocho”, y “mal mexicano”: Sólo faltó que le acusaran de traición a la patria. Algunas organizaciones católicas como la Acción Católica y el Opus Dei se dieron a la tarea de organizar cuadrillas de jovenzuelos fanatizados y un día amanecieron las bardas de las ciudades pintarrajeadas con la consigna de “MUERA EL ABAD”.
¿Pero que hay de detrás de todo esto? ¿A quién asiste la razón, al Abad o a sus detractores?. ¿de parte de quien está la verdad? ¿De los “aparicionistas que defienden la realidad de las apariciones del Tepeyac o de los “antiaparicionistas” que las niegan?.
Veamos:
En 1883, el Arzobispo Primado de México, don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, dirigió una carta al insigne historiador don Joaquín García Icazblalceta a fin de que diese su opinión acerca de las apariciones de la Virgen de Guadalupe . El señor Icazbalceta le responde excusándose de no poder hacerlo puesto que él no era teólogo sino historiador. Ante los remilgos del docto historiador para externar una opinión, de Labastida le pide, casi le exige, que externara su parecer no como teólogo, sino desde el punto de vista histórico.
Don Joaquín responde a los requerimientos del Arzobispo en una larga carta fechada el mes de Octubre de 1883. Voy a ser lo más conciso que pueda, tarea harto difícil, al exponer los argumentos del Sr. Icazbalceta plasmados en su carta.
Según hemos visto las apariciones de la virgen tuvieron lugar del 9 al 12 de Diciembre de 1531. La ciudad de México-Tenochtitlan, fue tomada por las tropas de Hernan Cortés, (poco más de 450 hombres) con la ayuda de 200,000 guerreros tlaxcaltecas, el día de San Hipólito del mes de Agosto de 1521, apenas 10 años antes de las “apariciones”.
En ningún documento del Siglo XVI, en el que supuestamente se realizó el prodigio, se habla de las apariciones. El argumento de mas peso para negar el milagro es el “silencio universal” que gravita sobre los afanes de los apologistas.
Ninguno de los grandes cronistas del siglo XVI escribieron una sola línea sobre las apariciones: ni Bernal Díaz del Castillo, ni Gomora, ni Fr. Pedro de Gante, ni “Motolinia” (1578), ni ninguno de los que cito a continuación: Muñoz Camargo (1576), el P. Valdés (1579), el P. Durán (1580), el P. Acosta (1590), Dávila Padilla (1596), Tezozomoc (1598), Ixtlixochitl (1600). Ni Hernán Cortés que escribio 5 “cartas de relación” a Carlos V relatándole los acontecimientos, vida cotidiana y costumbres de los indios, escribió nada sobre la Virgen de Guadalupe. Ni el mismo Zumárraga, supuesto testigo del milagro habla una sola palabra de un suceso en el que se le involucraría un siglo después de su muerte. Ni Fr. Bartolomé de las Casas, protector universal de los indios escribió nada de un suceso que hubiera beneficiado su causa al aparecer la Virgen a un hombre de cuya raza se discutía su racionalidad.
Ni en los archivos históricos de México, ni en el Archivo de Indias de España, ni en los del Vaticano se encuentra ningún documento que hable de esa grande merced que el Cielo tuviera para nuestra nación. ¿Cómo es posible que no se diera parte a la Santa Sede de la presencia de la Madre de Dios en México? ¿Por qué no se notificó al Rey Carlos V de que su reino había sido favorecido con la presencia de la Virgen Santísima?. Para el mismísimo virrey de la Nueva España (nombre de México durante la colonia) pasó desapercibido el prodigio. SILENCIO TOTAL.
Algunos de los cronistas más arriba citados, así como numerosas cartas y documentos nos informan que ya, al poco tiempo de consumada la conquista se veneraba la imagen de la Virgen de Guadalupe en una ermita camino del Tepeyac. Pero hay que subrayar que NO SE HABLA DE LAS APARICIONES. Cuando los conquistadores arrasaban los templos dedicados a las antiguas deidades prehispánicas, sobre las ruinas de los templos demolidos levantaban sus iglesias cristianas y trocaban los viejos ídolos por los ídolos del cristianismo. Así trocaron el culto del dios del agua, Tlaloc, por el de San Juan Bautista (nótese su relación con el agua). En el cerro del Tepeyac se guardaba culto a Tonantzin, nuestra madre, se trocó por el culto a la Virgen de Guadalupe. En Tlaxcala había un templo pagano en honor de Tonantzin Tonantziné la abuela de los dioses, su culto se cambió por el de la Sra. Santa Ana, madre de la Virgen María y abuela de Cristo.
Algunos religiosos no veían con buenos ojos el sustituir los viejos cultos paganos por deidades cristianas ya que esta práctica contribuía a perpetuar la idolatría.
A continuación inserto una cita de Fr. Bernardino de Sahagún “Motolinia” tomada de su obra Historia de los Indios de la Nueva España en la que nos deja ver su preocupación por las prácticas simuladoras, a la ves que confiesa ignorar el origen del culto guadalupano.
Dice el P. Sahagún:
“ Cerca de los montes hay tres o cuatro lugares en donde se solía hacer muy solemnes sacrificios, y que venían a ellos de muy lejanas tierras. El uno de estos está en México, donde está un montecillo que llaman Tepeacac y que los españoles llaman Tepequilla, y ahora se llama Nuestra Señora de Guadalupe. En este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses, que ellos llaman Tonantzin, que quiere decir nuestra madre. Allí hacían muchos sacrificios en honra de esta diosa, y venían a ella de muy lejanas tierras, de más de veinte leguas de todas las comarcas de México, y traían muchas ofrendas: venían hombres y mujeres y mozos y mozas a estas fiestas. Era grande el concurso de gente en estos días y todos decían
“ De dónde habrá nacido esta fundación no se sabe de cierto; pero esto sabemos de cierto; que el vocablo significa de su primera imposición a aquella Tonantzin antigua; y es cosa que se debería remediar, porque el propio nombre de la Madre de Dios, Señora Nuestra, no es Tonantzin, sino Dios y Nantzin, esta invención satánica para paliar la idolatría debajo de la equivocación de este nombre Tonantzin; y vienen ahora a visitar esta Tonantzin de muy lejos, tan lejos como antes; la cual devoción también es sospechosa porque en todas partes hay iglesias de Nuestra Señora y no van a ellas, vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente.”
El padre Sahagún nació en 1500 y murió en México en 1590, llegó a estas tierras en 1529 en un grupo de 12 franciscanos, dos años antes de las supuestas apariciones; trató a Cortés y al obispo Zumárraga, a quienes sobrevivió, por lo que, los tres personajes, deberían conocer la historia de Juan Diego. Desde su llegada se dedicó a hacer acopio de documentos antiguos (códices) y a reconstruir la historia del pasado de México; también se entrevistó con ancianos indígenas y nos relata con paciente minuciosidad, los acontecimientos de su tiempo. Tengo una edición de su Historia General de las cosas de la Nueva España, y en sus 1093 páginas, no dedica una sola frase al asunto de las apariciones de la Virgen. ¿Cómo es posible que un cronista tan meticuloso, que dedicaba espacio en sus narraciones a cosas de relativa importancia, haya olvidado narrar para la posteridad un suceso tan importante para su religión, para la patria que estaban entonces construyendo y la humanidad entera?.
Dice García Icazbalceta: “Sahagún vino a México en 1529 y debió de estar bien enterado de la historia de la Apariciones si éstas hubieran acontecido dos años después. Nadie como él trató con los indios: pudo conocer perfectamente a Juan Diego y demás personas que figuraron en el negocio.”
En su carta al Arzobispo Labastida, el historiador muestra documentos que son un rotundo mentis para los que sostienen la realidad de las apariciones. Veamos ahora una cita de la carta de don Joaquín que es de la mayor importancia:
“ Dije al principio que en los documentos de la época había mas que documentos negativos, y es tiempo de dar prueba de ello… El día de la Natividad de Ntra. Sra., 8 de Septiembre de 1556, se celebró una solemne función religiosa en la capilla de S. José, con la asistencia del clero, virrey, audiencia, y vecinos principales de la ciudad. Encomendose el sermón a Fr. Francisco de Bustamente, principal de los franciscanos, que gozaba crédito de gran orador. Después de haber hablado excelentemente del asunto propio del día, hizo de pronto una pausa, y con muestras exteriores de encendido celo, empezó a declamar contra la NUEVA devoción que se ha levantado SIN NINGÚN FUNDAMENTO “en un ermita o casa de Ntra. Sra. QUE HAN INTITULADO de Guadalupe”, calificándola de idolátrica, y aseverando que sería mucho mejor quitarla porque venía a destruir los trabajos de los misioneros, quines habían enseñado a los indios que el culto a las imágenes no paraba en ellas, sino que se dirigía a lo que representaban, y que ahora decirles que una imagen PINTADA POR EL INDIO MARCOS hacía milagros, que sería de gran confusión y deshacer lo bueno que estaba plantado, porque otras devociones que había TENIAN GRANDES PRINCIPIOS, y que haberse levantado ésta TAN SIN FUNDAMENTO le admiraba: que no sabía a que efecto era aquella devoción, y que al principio debió averiguarse el autor, para darle cien azotes, y doscientos a quien adelante lo dijere: que allí se hacían grandes ofensas a Dios: que no sabía a dónde iban a parar las limosnas recogidas en la ermita, y que fuera mejor darlas a pobres vergonzantes o aplicarlas al hospital de las bubas, y que si aquello no se atajaba, él no volvería a predicar a indios, porque era trabajo perdido. Acusó luego al Arzobispo de divulgar milagros falsos de la imagen…..”
Al día siguiente del sermón, el arzobispo Montufar se propuso levantar una información para ver si el P. Bustamante había incurrido en algún desacato para tomar represalias, ya que él, Montufar, había sido humillado públicamente. Dice Icazbalcet que: “Fueron llamados nueve testigos, y de sus declaraciones resulta haber predicado el P. Bustamente lo que hemos dejado referido. Algunos añadieron que él no era el único que pensaba de aquella manera sino que le seguían los más franciscanos: que todos se oponían a la devoción, y aún alegaban contra ella textos de la Sagrada Escritura en que se manda adorar solo a Dios; aquella ermita, decían, no debía llamarse de Guadalupe, sino Tepeaca o Tepequilla: que ir a tal peregrinación no era servir a Dios, sino más bien ofenderle, por el mal ejemplo que se daba a los naturales, etc.”
En aquel tiempo franciscanos y dominicos andaban de la greña; pero nadie se atrevió a contradecir lo dicho por el P. Bustamente, quien a pesar de su sermón y de la patente animadversión del Arzobispo, fue otra vez electo Provincial en 1560 y después Comisario general.
El sermón del día de la Natalidad de María , nos revela el nombre del pintor de la imagen: Marcos de Aquino (“el indio Marcos” cuyas dotes de artista son ensalzadas por Bernal Díaz del Castillo, soldado de Cortés y eximio cronista, en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
En su carta García Icazbalceta hace gala de gran cantidad de datos que son veneno para los “aparicionistas” (así llamamos a los apologistas del milagro) es tan abundante la cantidad de argumentos contra la realidad de las apariciones que sería prolijo abundar en ello ; básteme hacer esta última referencia:
“ Por aquellos tiempos preguntaba el Rey a don Martín Henríquez cuál era el origen de aquel santuario; el virrey contestaba con fecha 25 de septiembre de 1575, que por los años de 1555 o 56 existía una ermita con una imagen de nuestra Señora, la que llamaban de Guadalupe POR DECIR QUE SE PARECE A LA DEL MISMO NOMBRE EN ESPAÑA, que la devoción comenzó a crecer porque un ganadero publicó que había cobrado la salud yendo a aquella ermita. Veamos que el virrey mismo, con tantos medios de informarse y haber dado cuenta al Rey, no alcanzó a saber el origen de la ermita…”
Después del sermón de Bustamante de 1556, la devoción a la guadalupana se eclipsó y estuvo a punto de desaparecer, pero se dio un suceso que hizo renacer con mayor fuerza el fervor del pueblo mexicano hacia su patrona. Ese suceso vindicativo tuvo lugar en 1648, (117 años DESPUÉS de las supuestas apariciones) y es un librito que publicó el jesuita Miguel Sánchez, en el que aparece por primera vez el nombre de Juan Diego y el relato de las apariciones; de las rosas en invierno y de la maravillosa estampa de la imagen en la tela. El relato está escrito con patente ingenuidad infantil , sobre todo en los diálogos entre la Señora y el indio; es sorprendente como pudo haber sido creída historia tan chabacana, aún en un siglo ávido de sucesos fantásticos. Antes del libelo del P. Sánchez nadie había oído hablar de semejante cosa.
Si los cronistas del siglo anterior no hablaron de las apariciones es debido a que todavía no se inventaban.
Veamos que dice don Joaquín al respecto:
“ Al publicar historia tan peregrina, debiera haber hecho constar con la mayor puntualidad las fuentes de donde la había sacado y no contentarse con esas generalidades tan vagas, calificando de su propia autoridad de “bastantes” unos papeles sin decir cuales ni de qué autor. Contaba con la ingenuidad de sus lectores y en eso no se engaño. Para abusar todavía más de ella y desacreditar por completo su gran arma de la tradición, tuvo la ocurrencia de publicar al fin del libro una carta laudatoria del Lic. Lazo de la Vega, Vicario de la ermita misma de Guadalupe, en la que el buen vecino confiesa sencillamente que “ÉL Y TODOS SUS ANTECESORES” habían sido unos “ADANES DORMIDOS” que habían poseído esta Eva segunda sin saberlo, y a él le había cabido la suerte de ser “EL ADAN DESPIERTO”, lo cual en idioma corriente quiere decir que ni él ni todos los capellanes de la ermita habían sabido palabra del origen milagroso de la imagen que guardaban hasta que el P. Sánchez lo había revelado. El “ADAN DESPIERTO” , o sea el Lic. Lazo de la Vega, tomó la cosa tan a pecho, que al año siguiente, 1649, imprimió una relación, suya o ajena, en mexicano, con lo cual acabó de correr entre los indios la historia del P. Sánchez”
En México acabamos de celebrar el 470 aniversario de las “aparicones” del Tepeyac, durante estas fiestas visitaron la Basílica donde se guarda el ayate, mas de 8 Millones de personas y en la noche del día 11 y madrugada del 12 de diciembre, acudieron a cantar las “Mañanitas” a la Virgen Morena, 2 Millones de creyentes que abarrotaron el templo, el atrio, el cerro y calles adyacentes. Es de esperarse que la casi segura canonización de Juan Diego, atice aún más el fervor del pueblo por su Virgen.
Como desde antes de la llegada de los europeos, danzantes indígenas venidos de muy lejos, bailaron días y noches en honor de su Tonantzin.
GALENO ZALAN" Blog original

Ahora, mis impresiones y comentarios...

Ciertamente, es muy sospechoso (sospechosismo al estilo Santiago Creel Miranda) que desde 1531 hasta el 1800 y algo no sucediera nada, que todo quedara en una "superstición de indios", y recordemos que mientras las tropas independentistas en México marchaban detrás de una representación de la "virgen de guadalupe", los realistas españoles y criollos lo hacían detrás de un estandarte de la Virgen del Pilar, patrona de España. ¿Por qué no les "hizo el milagrito" a los insurgentes de perdonar la vida a Miguel Hidalgo y Costilla? Por que supongo que rezaron por él.
¿A quién le conviene "el culto mariano" en el Cerro del Tepeyácac? Obviamente, a la iglesia católica en su conjunto, y especialmente a la diócesis de México; a las televisoras en menor medida, por que transmiten sus programas de "las mañanitas" y su retahíla de comerciales (nomás que el esfuerzo como que se pierde, que yo sepa la manta ésa no se sonroja ni agradece, como se espera de unas "mañanitas"), pero más que nada y por sobre todo, beneficia ENORMEMENTE a los puestos fijos, semifijos, volantes, establecidos y "arrejuntados" que vendiendo cualquier cantidad de triques, camisetas, cuadros, recuerdos, pinturas, etc. etc. alrededor, sobre, bajo, cabe, contra, ante y después de la basílica se alzan con ganancias MILLONARIAS, después de su "mochada" (o "piece of the action" mafiosa o "untada de manos" o lo que sea) con las autoridades de la basílica y éstas a su vez con la diócesis, que finalmente le terminan dando cuentas al vaticano.

En el tiempo de la Época Colonial, el culto a la Tonantzin del Tepeyácac era sólo para indios, mestizos y gente de bajísimos o nulos ingresos (OK, eso no ha cambiado mucho al correr del tiempo) y si hacemos una comparación con éste 2019, perdón, 2012 E.C., ése culto estaría al nivel del que se le tiene a La Santa Muerte y prejuicios que la acompañan (a saber, que es una devoción de los ladrones, asesinos de bajo nivel, prostitutas, vendedores ambulantes, tianguistas y peladaje en general) pero que a diferencia de éste "espíritu" los sacerdotes católicos advirtieron casi de inmediato que les podría redituar dinero, adeptos, fanáticos, vocaciones sacerdotales y de monjas, etc., con el sólo recurso de "darle la bendición" al grado que dos tubérculos (perdón, papas) declararon su inmenso "amor y devoción" a la Guadaluchanga. ¿Y el pueblo llano, qué opinión tiene? Alguna vez me comentaba medio en broma medio en serio un amigo judío que él "era guadalupano y kósher" y que no veía contradicción en ello por ser mexicano; sí, la misma cara que están haciendo ustedes la hice yo, además que conociendo a éste amigo tenía que tomarlo muy en serio, siendo un Cohen de la más alta alcurnia (el apellido es raro entre los judíos, ya que denota a un descendiente de sacerdotes del Primer Templo de Salomón, ahora se explica un poco el pre-supiritaco por la sorpresa que me dió), pero sobre todo, la gente del "pópolo grosso" el orden en que declara su pertenencia es "guadalupano, mexicano y futbolero", aunque no falla el que invierte el segundo y tercer término.

Así pues, pueblo de México, ¿seguirán apoyando éste MEGAFRAUDE? ¿O saldrán a la calle a protestar? Lo dudo mucho, el miedo que atenaza sus mentes y espíritus está sabiamente dosificado por sus sacerdotes al grado que los hace olvidar sus deberes por "peregrinar a La Villita y saludar a la Morena"...

¡¡¡FELIZ DÍA DEL EMPLEADO BANCARIO!!!

Comentarios

  1. Y seguirá por los siglos de los siglos... Amen...digos... :p

    (Por que hay dos cuadros para ingresar comentarios?)

    ResponderEliminar
  2. Saludos del Guerrero Jaguar.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Siéntete libre para expresar tu opinión. Salvo que sea extremadamente grosera o que tenga demasiadas faltas de ortografía, será publicada en cuanto me sea posible.

Entradas populares de este blog

Y pienso en tí noche y día.

Breve historia del cruel dominio en el Tibet de los lamas.

Lo que no has de querer...