De cómo querían convertir al Tigre en Sambhur.


Alguna vez, un enorme, fiero, sabio y hermoso Tigre vagaba por su territorio en la selva hindú. Altivo en su porte, cada paso que daba era poesía en movimiento, fuerza y poder contenido, peligrosa belleza dispuesta a morir o matar. En su camino se cruzó un pequeño cánido, un molesto y obsequioso chacal, siempre dispuesto a adular pero también a atacar al más débil si la ocasión lo amerita.
- ¡Qué hermoso eres, Tigre!, capaz de matar de un zarpazo y de darle de comer a quienes dependen de tí.
- Lo sé, no necesitas decírmelo. Véte ya, me molesta tu presencia.


- ¡¡Bello y fiero Rey de la Selva hindú!!, ten piedad de éste tu súbdito y regálame las sobras de tu caza, por favor. Tengo hijuelos que mantener.
- Tómalo y vete. Sabes que me molesta tu presencia.


Cuando el Tigre no estaba presente, el chacal tenía a su protector involuntario en otro concepto.
- ¡Es un asesino!, un paria sin hogar y sin amigos.
- El Tigre debería ser como el Sambhur, humilde, pacífico, dedicado a sí mismo y a los demás de su manada.


El plan del chacal era simple: hacer del Tigre un Sambhur, y estando descuidado e indefenso, atacarlo y matarlo, para obtener el respeto de los demás chacales. Y con ésta idea en mente, el chacal se dedicaba a incordiar al Tigre. Cada dicho, cada hecho del Tigre era criticado por el chacal, poniéndose él mismo como ejemplo de lo que debería ser un animal hecho y derecho; y tampoco perdía ocasión de hacerle ver al Tigre que debería ser como el Sambhur, A cada una de éstas "sugerencias", el Tigre respondía con agresión, hasta que se dio cuenta que ignorando al chacal era más que suficiente para que parara en sus monsergas.

Hasta que un día, el chacal atacó con toda su fuerza (escasa) y su poquísima inteligencia.
- Tigre, he decidido llevarte a donde pace el Sambhur, para que los conozcas y te transformes en uno más de ellos.


Siendo el Tigre mucho más inteligente que el chacal, convino en ir a ver al Sambhur por la oportunidad de tener una caza sin esfuerzo. Llegados fueron a la pradera, el Sambhur oteó al Tigre y huyó de inmediato.
- ¿Para ésto querías que viniera? ¿A ver a éste cobarde animal huir ante la presencia de un curioso Tigre?
- ¡Oh, Hermoso Tigre!, es que el Sambhur es tímido, no cobarde. Se ha impactado por tu presencia, solamente.
- Pues no soy ni tímido ni cobarde. No quiero ser como ellos. ¿Y qué comen, dónde cazan?
- El Sambhur no caza, come la hierba que crece en ésta pradera...
- ¡¡HIERBA!! ¿Acaso estás loco? Yo no comeré hierba, ya que mi instinto y mi naturaleza dictan que debo comer la carne de los animales que cazo.


Y dando media vuelta, el Tigre regresó a su selva, seguido por el plañidero chacal que veía cómo se frustraban sus planes de matar al Tigre.
- ¡Señor, señor!, no me dejes atrás..., recuerda el ejemplo del Sambhur, ser humilde.
- ¿Humilde? Más bien diría "estúpido". Véte, me molesta tu presencia.
- ¡Señor, es que ...


Enfadado e irritado, el Tigre había dado un mortal zarpazo al chacal. El cánido no se movió más, no respiró más, y lo más importante, no habló más. Y el Tigre continuó rigiendo su destino, obteniendo sabiduría y haciendo lo que mejor le pareciera, en lo más recóndito y hermoso de la selva hindú.

Comentarios

  1. Tantos zarpazos que he reprimido a esos chacales que a wilson quieren que uno se convierta en un ser manso (O mas bien, estúpido) como ellos.

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