¿Dónde está la evidencia de Dios? (Por Paula Kirby)
En la columna "Preguntas sobre Fe", Karen Armstrong se pregunta: "¿Cuál es el mejor caso a favor de Dios para un escéptico ó no creyente, para una mente abierta en búsqueda de la verdad, y para una persona de fe?... ¿Y por qué?”
"una mente abierta en búsqueda de la verdad, y una persona de fe" ¿?
Armstrong parece dar por sentado que una persona de fe no puede ser de mente abierta. De hecho, está en la naturaleza misma de la fe ser absoluta, y la voluntad de poner en duda el dogma religioso es intrínsecamente pecaminosa. Una persona de fe deben dejar de lado "errores" tales como la apertura de mente, la búsqueda de evidencias, y el rechazo de creencias que no pueden ser justificadas: la fe exige que las afirmaciones sean adoptadas, aceptadas, defendidas y propagadas por medio de... bueno, la fe. Luego, esta cerrazón mental (¿De qué otro modo podemos llamarle si se niegan a dudar?) es elogiada como una virtud, por la cual serán eternamente recompensados en el más allá.
Un no-creyente, escéptico, no tiene esas limitaciones. El escéptico sólo se niega a aceptar aquello para lo que no hay pruebas. En el momento en que la evidencia es presentada, estará encantado de aceptarla y cambiar de opinión. Pero ésta no es una mentalidad abierta y esponjosa que absorbe lo “espiritual” ó el “New Age”, por citar dos ejemplos. No es la apertura mental que dice: "Me lo imagino, por lo tanto debe ser posible". Ésta es la auténtica mentalidad abierta y sana, libre y sensata, y no un abismo abierto que no posee filtros para separar lo genuino de lo falso, lo racional de lo irracional, la verdad de la mentira.
Así que, esto es lo que usted necesitaría para convencerme de que hay un Dios: pruebas. No importa de qué tipo: cualquier evidencia sería suficiente.
Pero seamos claros. Por «pruebas» NO me refiero a:
- Conjeturas – “Todos estamos impregnados de pecado original y tenemos necesidad de ser redimidos”- porque cualquiera puede evocar historias que otros no pueden refutar.
- Ignorancia – “Bueno, la ciencia no tiene todas las respuestas"- porque la existencia de cosas que todavía no entendemos no es evidencia de que Dios exista, como los dioses de los volcanes, los terremotos y del trueno pueden "atestiguar"... ahí está su innegable inexistencia. Además, por supuesto que la ciencia no tiene todas las respuestas. Pero si la ciencia aún no puede responder a una pregunta en particular, ¿por qué debemos suponer que la religión lo puede hacer?
- Ilusiones - "Pero la fe es un consuelo para mí!"- puesto que el consuelo que deriva de su creencia en Dios no apunta a una realidad exterior de su existencia, así como la creencia de mi vecino en que la llegada de la Luna a la casa de Sagitario tampoco es un buen augurio para la mejoría de sus finanzas.
- Amenazas – “Un lago de fuego eterno les espera a aquellos que no creen”- ya que no puede atemorizarme con lo que no puede demostrar que es una realidad, sobre todo cuando la naturaleza de la amenaza está siendo tan obviamente utilizada para “sustentar” la creencia.
- Presunción – “Pero sin Dios, tu vida no puede tener ningún significado o propósito”- porque su aparente incapacidad para encontrar un propósito o sentido en su propia familia, los amigos, su carrera, sus intereses, la capacidad de influir en el mundo para mejorarlo, el aprendizaje, la alegría, la risa, el crecimiento personal, la compasión y el respeto por las bellezas del mundo que le rodea, no minimiza en absoluto mi capacidad para buscar la plenitud en mi vida en todas esas cosas.
- El miedo grotesco y la desconfianza en el prójimo –“Sin Dios no habría nada que nos frenara de matarnos unos a otros”- ya que está perfectamente claro que la gran mayoría de nosotros, creyentes y no creyentes, cumplimos felizmente con las normas sociales y no sentimos la necesidad de asesinar, violar o robar, y la creencia religiosa ha logrado con demasiada frecuencia lo contrario: incrementar la crueldad humana.
- Sensaciones subjetivas – “Yo sé, en mi corazón, que es verdad!”- La neurociencia está brindándonos cada vez más entendimiento sobre el funcionamiento de nuestro cerebro, y revela que nuestros sentimientos no son guías fiables para comprender la realidad: Cualquier afirmación, para ser confiable, debe tener siempre un sustento en la realidad, con evidencia apropiada y verificable.
- Faltarle el respeto a la lógica para razonar y buscar la verdad – “La Biblia debe ser verdad porque la Biblia lo dice!”- Si estamos hablando de historia, de ciencia, o ante un juez, hay una razón para buscar pruebas antes de llegar a conclusiones. Hay una razón para verificar la evidencia, desafiarla y tratar de encontrar explicaciones alternativas. La razón es que la verdad es importante. Dios no es una propuesta subjetiva: o bien hay un dios, o no lo hay. En este caso, las normas de evaluación de una verdad objetiva o de una afirmación sobre la realidad aplican exactamente igual que como lo hacen en todos los demás campos del conocimiento humano.
Muéstreme una sola pieza tangible de evidencia de que hay un Dios -el tipo de evidencia que demanda cualquier otra afirmación sobre la realidad- y estaré feliz de evaluarla con suficiente amplitud de miras.
Buena suerte!... Hasta entonces, seguiré siendo un no-creyente, un escéptico con una mente abierta.
Éste artículo lo publicó en Facebook un excelente amigo mío, y otro publicó la liga al artículo original. Le pedí permiso para publicarlo aquí. Espero que les guste.
"una mente abierta en búsqueda de la verdad, y una persona de fe" ¿?
Armstrong parece dar por sentado que una persona de fe no puede ser de mente abierta. De hecho, está en la naturaleza misma de la fe ser absoluta, y la voluntad de poner en duda el dogma religioso es intrínsecamente pecaminosa. Una persona de fe deben dejar de lado "errores" tales como la apertura de mente, la búsqueda de evidencias, y el rechazo de creencias que no pueden ser justificadas: la fe exige que las afirmaciones sean adoptadas, aceptadas, defendidas y propagadas por medio de... bueno, la fe. Luego, esta cerrazón mental (¿De qué otro modo podemos llamarle si se niegan a dudar?) es elogiada como una virtud, por la cual serán eternamente recompensados en el más allá.
Un no-creyente, escéptico, no tiene esas limitaciones. El escéptico sólo se niega a aceptar aquello para lo que no hay pruebas. En el momento en que la evidencia es presentada, estará encantado de aceptarla y cambiar de opinión. Pero ésta no es una mentalidad abierta y esponjosa que absorbe lo “espiritual” ó el “New Age”, por citar dos ejemplos. No es la apertura mental que dice: "Me lo imagino, por lo tanto debe ser posible". Ésta es la auténtica mentalidad abierta y sana, libre y sensata, y no un abismo abierto que no posee filtros para separar lo genuino de lo falso, lo racional de lo irracional, la verdad de la mentira.
Así que, esto es lo que usted necesitaría para convencerme de que hay un Dios: pruebas. No importa de qué tipo: cualquier evidencia sería suficiente.
Pero seamos claros. Por «pruebas» NO me refiero a:
- Conjeturas – “Todos estamos impregnados de pecado original y tenemos necesidad de ser redimidos”- porque cualquiera puede evocar historias que otros no pueden refutar.
- Ignorancia – “Bueno, la ciencia no tiene todas las respuestas"- porque la existencia de cosas que todavía no entendemos no es evidencia de que Dios exista, como los dioses de los volcanes, los terremotos y del trueno pueden "atestiguar"... ahí está su innegable inexistencia. Además, por supuesto que la ciencia no tiene todas las respuestas. Pero si la ciencia aún no puede responder a una pregunta en particular, ¿por qué debemos suponer que la religión lo puede hacer?
- Ilusiones - "Pero la fe es un consuelo para mí!"- puesto que el consuelo que deriva de su creencia en Dios no apunta a una realidad exterior de su existencia, así como la creencia de mi vecino en que la llegada de la Luna a la casa de Sagitario tampoco es un buen augurio para la mejoría de sus finanzas.
- Amenazas – “Un lago de fuego eterno les espera a aquellos que no creen”- ya que no puede atemorizarme con lo que no puede demostrar que es una realidad, sobre todo cuando la naturaleza de la amenaza está siendo tan obviamente utilizada para “sustentar” la creencia.
- Presunción – “Pero sin Dios, tu vida no puede tener ningún significado o propósito”- porque su aparente incapacidad para encontrar un propósito o sentido en su propia familia, los amigos, su carrera, sus intereses, la capacidad de influir en el mundo para mejorarlo, el aprendizaje, la alegría, la risa, el crecimiento personal, la compasión y el respeto por las bellezas del mundo que le rodea, no minimiza en absoluto mi capacidad para buscar la plenitud en mi vida en todas esas cosas.
- El miedo grotesco y la desconfianza en el prójimo –“Sin Dios no habría nada que nos frenara de matarnos unos a otros”- ya que está perfectamente claro que la gran mayoría de nosotros, creyentes y no creyentes, cumplimos felizmente con las normas sociales y no sentimos la necesidad de asesinar, violar o robar, y la creencia religiosa ha logrado con demasiada frecuencia lo contrario: incrementar la crueldad humana.
- Sensaciones subjetivas – “Yo sé, en mi corazón, que es verdad!”- La neurociencia está brindándonos cada vez más entendimiento sobre el funcionamiento de nuestro cerebro, y revela que nuestros sentimientos no son guías fiables para comprender la realidad: Cualquier afirmación, para ser confiable, debe tener siempre un sustento en la realidad, con evidencia apropiada y verificable.
- Faltarle el respeto a la lógica para razonar y buscar la verdad – “La Biblia debe ser verdad porque la Biblia lo dice!”- Si estamos hablando de historia, de ciencia, o ante un juez, hay una razón para buscar pruebas antes de llegar a conclusiones. Hay una razón para verificar la evidencia, desafiarla y tratar de encontrar explicaciones alternativas. La razón es que la verdad es importante. Dios no es una propuesta subjetiva: o bien hay un dios, o no lo hay. En este caso, las normas de evaluación de una verdad objetiva o de una afirmación sobre la realidad aplican exactamente igual que como lo hacen en todos los demás campos del conocimiento humano.
Muéstreme una sola pieza tangible de evidencia de que hay un Dios -el tipo de evidencia que demanda cualquier otra afirmación sobre la realidad- y estaré feliz de evaluarla con suficiente amplitud de miras.
Buena suerte!... Hasta entonces, seguiré siendo un no-creyente, un escéptico con una mente abierta.
Éste artículo lo publicó en Facebook un excelente amigo mío, y otro publicó la liga al artículo original. Le pedí permiso para publicarlo aquí. Espero que les guste.
"Aquello en lo que te centras... se expande", por supuesto la fé nos hace realizar cosas asombrosas, incluso curarnos de una enfermedad letal, salir de las drogas, etc. Pero, en todo caso, la fé en Buda o en Alá sería la misma que tendría en Jesús o Jehová de haber nacido en otra parte del mundo. Nos bombardean desde pequeños con imágenes de lo que debe ser según nuestra época y sociedad, y luego se aferran a un dios del cuál nunca han escuchado en otro lado que no sea la biblia. El libro del génesis (en la biblia claro), dice que a Adán y a Eva se les prohibió comer del fruto de la ciencia y la sabiduría, por algo sería que aquellos que reescribieron, tradujeron y modificaron la biblia original escribieron precisamente la palabra "sabiduría" en esas líneas. Por supuesto el conocimiento nos hace libres. Todo depende hacia adonde enfoques esa libertad.
ResponderEliminarHola Ares, tanto tiempo... como te va??
Pues si lees el blog, te enterarás cómo me va... jejejejejeje
ResponderEliminarY de la "fe", en lo único que confío (y confiaré) será en mis propias capacidades. Y ahora, en las capacidades de Charito, que me ha demostrado que es la pareja ideal y perfecta para mí.
Exactamente lo que yo pienso, solo que mi mediocridad me impide expresarme con esa claridad.
ResponderEliminarArtillero.
Excelente articulo compañero...
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