Del dolor y la angustia.

Relatoría de la resolución de una espalda desviada.

de los 14 a los 48 años

Yo sabía que tenía la espalda desviada con una escoliosis dorsolumbar no muy pronunciada y siempre bajo control, razón por la cual no pude entrar al Colegio Militar en su momento. Después del accidente donde el frente del automóvil que conducía fue convertido en charamusca gracias a la impericia y estupidez del chofer de una camioneta de traslado de valores, los dolores se hicieron más constantes, y ahora hasta con fechas, me dolía más cuando hacía calor…

7 de febrero de 2013.

Todos los días al salir de la oficina, para aliviar la tensión que se acumula en la espalda después de más de 7 horas de estar sentado sin moverse, hacía un poco de calistenia para “tronar” la espalda, pero hoy fue diferente: Un dolor lacerante y continuo me ha azotado. Como pude me subí al transporte para regresar a casa. Rosario amorosamente me ha dado un masaje que alivia el dolor.

8 al 11 de febrero de 2013.

El dolor me tiene en un grito, literalmente. Pero no puedo parar mis actividades. Hay que atender la casa, preparar comida, cambiar el ritmo para disfrutar del fin de semana…, si se puede disfrutar estar en agonía (o algo muy similar) por el dolor atenazante las 24 horas del día sin tener opción a una posición que sea medianamente cómoda, descansada y que te libre del dolor. Los masajes ya son inútiles en éste momento, el dolor es constante, sordo, presente en todas las actividades que realizo. Ir a trabajar el lunes es verdaderamente un suplicio, una tortura; y no digamos aguantar en la única posición que NO debo adoptar por 8 horas. 16 cafiaspirinas después (ya imaginarán cómo quedó mi estómago), decido ir al IMSS al día siguiente.

12 de febrero de 2013.

Y comienza la película de enredos italiana. Primeramente, nos levantamos tempranísimo Rosario y yo para apersonarnos en la clínica familiar que nos corresponde. Después de un “planchón” de una hora, me informan que como a mí me corresponde la atención en el turno vespertino no me pueden atender ahí, que me dirija al área de urgencias del Hospital General de Zona (en plena remodelación) donde con mucho gusto me atenderán. Afortunadamente, dicho nosocomio está a 20 minutos a pie de la clínica. El dolor es TAN INTENSO Y FUERTE que a medio camino vomito mi desayuno con todo el dolor de mi corazón. Llegados que fuimos al H. G. Z. del IMSS, no pasan 10 minutos antes que me atiendan (enorme y agradable diferencia en el servicio “para caballos” que solía tener el IMSS en épocas pasadas) y el médico en su tono más sensato me informa que la escoliosis ha progresado hasta el punto de requerir cirugía. Me dan medicamento inyectado para aliviar el dolor y bajar la inflamación, tras lo cual me remiten NUEVAMENTE a mi clínica familiar de atención. Gracias a los medicamentos, duermo por fin sin dolor durante dos horas que me supieron a gloria. En la clínica familiar me recetan el conjunto de medicinas que aliviarán el dolor y me mantendrán entero durante al menos un mes. Por fin, duermo sin dolor ni molestia de un tirón TODA la noche.

13 de febrero de 2013.

Debo trasladarme a la oficina para entregar la constancia de incapacidad para el desempeño de mis labores que abarcando tres días justifican que no haya podido asistir a trabajar el día anterior. Los compañeros de trabajo como que no pueden creer que no esté en condiciones de ser productivo, pero no queda de otra; Rosario y yo almorzamos en la fondita en que siempre degusto los alimentos, y logro mantener alimento sólido por más de dos horas. De regreso, paso al H. G. Z. armado con un CD para recabar las radiografías que amparan mi caso y a la clínica familiar por mi pase al área de Ortopedia del IMSS en el Hospital de Alta Especialidad de Magdalena de las Salinas, uno de los MEJORES a nivel nacional. Haciendo gala de estulticia, en dicho CD sólo han grabado una de las radiografías, y no precisamente la más espectacular (decepción de mi parte, el morbo me corroe).

14 de febrero de 2013.

…y claro, no podía faltar el equívoco insoluble…

Al otorgarme el pase de atención para el hospital, cometieron el error de mandarme a URGENCIAS de ortopedia, por lo que después de una megavuelta en taxi (que consumió recursos) tenemos que ir a ATENCIÓN CONTINUA de ortopedia para obtener la cita correspondiente a la solución de mi problema. Afortunadamente, el servicio del IMSS ha cambiado para mejorar SENSIBLEMENTE, su personal ya hasta parece humano e inteligente, pero no lo suficiente. El caso es que tengo la cita de atención para el día 19 de febrero de 2013, fecha en que se decidirá la fecha de operación, y qué método y técnica se aplicará en mi caso.

15 de febrero de 2013.

¡Ah!, el día de pago en la empresa…, y claro, cómo no, platicar con mi patrón para determinar el posible futuro de mi estancia, atención y pago. No pasará nada, me esperan en calidad de “empleado estrella” (y en cierta forma, lo soy. He aguantado embates de trabajo muy fuertes, mi productividad es alta y hasta ahora, no han tenido queja de mí) y los planes de expansión de la empresa me contemplan como parte primordial y en cierta forma, eje de algún que otro.

 

Impresiones personales.

Éste es un buen momento para hacer un “test drive” de la personalidad que me he forjado para mí mismo. Las demás vicisitudes de mi vida comparados con ésto son meramente ensayos, y a veces, hasta burdos, de cómo y dónde y por qué y para qué comportarme, capacidad de decisión, etc. Yo solo no podré, deberé apoyarme en el hombro amoroso de Rosario, y en el de los amigos que deséen ser parte de mi recuperación, confiar en los médicos, en su capacidad y en su pericia, por que lo mío (considero yo) no es una espinillita enterrada, es la reconstrucción completa de la columna que sostiene mi cuerpo (mal que bien, me permitió hacer escultismo, jugar football americano, escalar, hacer salto base o bungee, tener un accidente de tránsito) y que gracias al paso del tiempo ha decidido que no da más. A quien lea ésto, tómelo como una lección de vida, el cuerpo humano tarde o temprano se cobra los abusos a los que lo sometemos, y a veces de la manera más dolorosa y espectacular posible.

Gracias.