La locura ha terminado.
Una semana después del desfile del Bicentenario del inicio de la Independencia de México y la posterior parada militar ( agradabilísimo espectáculo, a decir verdad ), la avenida Paseo de la Reforma ha regresado a su anterior aspecto. Casi. Una raya estridentemente amarilla, que se extiende a partir del edificio llamado Torre Mayor, gira en Avenida Juárez y se pierde en su camino hacia el Zócalo de la Ciudad de México es testimonio que se realizó un evento más que extraordinario. Los automóviles y los autobuses apenas nos dejan ver que los adornos siguen colgados de los postes, que la Columna de la Independencia y su hermosa y dorada Victoria Alada se ven limpios y casi nuevos. Porfirio Díaz Mori estaría orgulloso del nuevo aspecto de su Paseo de la Reforma, sus Champs Elysées mexicanos. Los edificios que a cada lado de ésta avenida siguen siendo hermosos, siguen siendo útiles, siguen siendo altos..., pero dentro de cien años, ¿aún estarán ahí? ¿Cuál será el destino del edificio de HSBC