¿De veras "estaríamos mejor con López Obrador"?

Últimamente, gracias a que en aproximadamente mes y medio estaremos en elecciones federales en México, todos los partidos políticos han comenzado a invadir la televisión, la radio, los periódicos, el internet (por si no se han fijado, en el MSN Messenger ya aparece un guiño del PRD). El colmo de lo ridículo es que hay una serie de spots televisivos y radiofónicos del Partido Convergencia Democrática que hacen su remate con la frase "Estaríamos mejor con López Obrador".

Resulta que desde el 4 de julio del 2006, día en que unilateralmente éste personajete decidió que era el "presidente legítimamente elegido por el pueblo de México" (hecho que desde el primero de diciembre de ése año sabemos que no es cierto ni mínimamente) ha hecho todo lo posible por no perder presencia. ¿Y realmente estaríamos mejor con él como presidente? Lo dudo, y no lo creo.

¿Podría un político dedicado a subvertir y revertir el orden establecido llevar a cabo un plan de lucha frontal y cercamiento total contra el narcotráfico y la delincuencia organizada? NO LO CREO, es más, con los antecedentes de los 7 u 8 minipartidos en los que "milita", se dedicaría a negociar, cooptar, coartar, vender, establecer cotos de poder y de connivencia con los cárteles de la droga, el secuestro, los Zetas, la Mara Salvatrucha y todas ésas organizaciones delictivas que asolan al país. ¿O acaso el ejército o la Policía Federal Preventiva seguiría con detalle el plan de proteger a las propiedades de la nación, dejando desprotegidos a los ciudadanos? Por mi conocimiento de cómo el ejército y la policía federal funciona, seguramente llegaríamos a un estado de violencia mucho peor que el que vivimos actualmente.

Y no hablemos de los descabezados que un día sí y al otro también aparecen en diversas ciudades de México. En un país gobernado por Manuel Andrés López Obrador (nombre verdadero de éste esperpento) seguramente los descabezados y asesinados serían enemigos políticos, detractores, políticos de controversia o cualquier persona que esté en contra de sus mesiánica manera de llevar al país. No sé por qué, desde que fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal se ganó mi animadversión a punta de terquedades, de decisiones unilaterales, de berrinches de niño malcriado (de ésos a los que con gusto les daría tres nalgadas con mano mojada y a calzón quitado) y OBVIAMENTE jamás me lo imaginé como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y sigo sin imaginármelo.

De la economía mejor ni hablamos. Ya me quiero imaginar la enorme fila de pedigüeños de todo calibre, pelo y color pidiendo dinero que no se tiene, para cubrir necesidades que no son tales y que finalmente se ganan a través de intentar llevarlos como borregos a manifestaciones de agradecimiento a un gobierno que haría hoyos enormes en el presupuesto para cubrir pequeños huecos en la microeconomía de las familias pobres y no necesariamente necesitadas. Para colmo de nuestros males, los planes económicos que se han llevado a cabo con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa se han venido al suelo gracias a la crisis mundial y a la pandemia de influenza que puso a todo el planeta de cabeza y con cubrebocas.

Yo creo, no. ESTOY SEGURO que terminarían sus seis años (en el mejor de los casos, si es que no le entra un acceso de "hugochavitis galopante y fulminante" y se quiere hacer presidente vitalicio) con el país en un caos tal como terminó la Unión Soviética antes de convertirse en la Federación Rusa y sus pinchemil países satélites. O como se encuentra ahora Corea del Norte o Cuba, siendo los únicos países aferrados a un modelo económico y político que ha demostrado ser ineficiente y anacrónico, lesivo a toda posibilidad de desarrollar a un país y mantener contacto con todo el mundo. En un planeta que ahora interactúa y permanece en contacto y en situaciones de mutua dependencia, el encerrarse en sus fronteras para adorar a un político que no tiene la menor idea de cómo dirigir a una ciudad, ya no digamos a un país no es nada bueno ni lleva a una situación medianamente cómoda.

Por favor, los que podemos decir algo a favor de la mexicanidad sabemos que Manuel Andrés López Obrador sería la puntilla al desarrollo de nuestro hermoso país. Y sobre todo, sabemos que la política no se debe basar en los caprichos de un testarudo y aferrado como es éste "tabahqueño incómodo", sobre todo en ésos puntos que nos acercan a lograr el desarrollo para beneficio de todos, no de unos cuantos.