Siete gatos, siete (y el angelito que se nos fue)
Algunas personas ( pocas, realmente ) que me conocen desde hace tiempo, son conscientes y saben de mi amor y fascinación por los Felis silvestris catus , o sea, los gatos de cualquier raza, pelo o color ( no pierdo la esperanza de hacerme de un gato esfinge o de un mau egipcio ). Gran parte de mi vida los gatos han sido parte de ella, desde aquél “Carburador” ( un enorme gato rayado que mi padre se encontró encima del motor de un auto, de ahí su nombre ) hasta los ocho gatos que componen ésta y otras tres entradas a mi blog ( Bastet , Inti y Ra y general ). Comenzaremos por “orden de aparición”, como debe ser: Bastet Cuando Bastet llegó a casa ( por ahí de mayo de 2007 ), tendría alrededor de 3 meses, así que era una pequeñuela con carita tierna y muchas ganas de hacer de todo, traviesa y suavecita. Se acostumbró a dormir conmigo, a ronronear a la primera provocación y siempre estar alerta a cualquier ruido, movimiento brusco, situación desconocida, etc. Más de una vez me sorpren